Hay que explicarle a la ciudadanía qué hay detrás de las guerras y por qué se propician
Se celebra en el Auditorio Alfredo Kraus la primera mesa de reflexión del Laboratorio Galdós Internacional con la participación de cinco reconocidos periodistas españoles
22/3/2023.- Ayer martes, día 21 de marzo, tuvo lugar en la Sala de Cámara del Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria, la primera de las tres mesas de reflexión que se desarrollarán en el marco de la iniciativa de experimentación escénica Laboratorio Galdós Internacional, que produce unahoramenos y el Teatro Pérez Galdós, que concluirá el octubre próximo con el estreno del montaje teatral ‘Protocolo del quebranto’, con dirección de Mario Vega.
Moderados por la directora de contenidos de la Cadena Ser, Montserrat Domínguez, los cuatro periodistas pertenecientes a distintas generaciones, Nicolás Castellano, Ebbaba Hameida, Alfonso Armada y Rosa María Calaf, departieron por espacio de una hora y media ante una atenta audiencia que llenó la Sala de Cámara del auditorio, sobre sus respectivas experiencias vitales como enviados especiales a zonas de conflicto, el fracaso que supone toda guerra para la humanidad y los nuevos hábitos de consumo que en la ciudadanía imponen las nuevas plataformas y soportes de comunicación, entre otros asuntos.
La veterana periodista Rosa María Calaf, la corresponsal con más extensa y variada trayectoria de TVE durante casi cuatro décadas, admitió que la jornada antes de viajar con destino a la cobertura de un conflicto bélico, sentía temor a equivocarse y se preguntaba “si sería capaz de explicarlo. También he sentido miedo, pero nunca esta sensación puede ser paralizante”, dijo. “Ese miedo en el hombre y la mujer es diferente, porque existe un miedo natural y otro socializado que nos han inculcado a las mujeres desde pequeñas. Ese miedo es una mochila de la que debes desprenderte”, aseguró. Por su parte, la joven periodista Ebbaba Hameida, natural de los campamentos de refugiados de Tinduf y la primera mujer saharaui en conseguir un doctorado cum laude en Periodismo, recordó que la compañera Daniela Gómez le hizo en su primera vez una lista imprescindible con detalles de los que no podía olvidarse. Al igual que Calaf, Hameida se preguntaba en aquella primera ocasión si sería capaz de hacer bien su trabajo cumpliendo responsablemente con la cobertura encargada. Otro veterano del periodismo español, Alfonso Armada, presidente de honor de Reporteros sin Fronteras, rememoró que los instantes de angustia en sus frecuentes coberturas informativas los mitigaba con libros, “cuya lectura era un consuelo entre el caos de la guerra”, reconoció.
El canario Nicolás Castellano, que se ha especializado en contenidos sobre migraciones, cooperación y desarrollo, advirtió que se había hecho periodista leyendo a Alfonso Armada, y admitió sentir miedo antes de trasladarse a una zona de conflicto. “Te vas a una guerra y te sientes como un impostor. La guerra es una experiencia profesional para un periodista, aunque en sí misma sea un desastre y se manifieste como un fracaso de la humanidad”. Castellano aseguró que “tu labor como periodista está más fiscalizada que nunca hoy en día”, y otorgó importancia “al vértigo que produce sentir la saturación de información que experimentan diariamente lectores de periódicos y televidentes”.
¿Son todas las guerras iguales?
A la pregunta formulada por Domínguez en la que cuestionaba a los periodistas invitados la posible similitud de las guerras, todos ellos respondieron que ningún conflicto en esencia es parecido uno a otro. “No son iguales en absoluto”, respondió tajante Calaf, “porque hay guerras de primera, segunda y tercera. Las guerras no resuelven nada, los muertos casi siempre los ponen los otros y las guerras civiles son más terribles porque enfrentan a gente de una misma comunidad que se conoce. Lo que tenemos que preguntarnos es quiénes son los dueños de los conflictos”. Armada asimismo avanzó que “todas las guerras son distintas” y coincidió en que “los conflictos civiles siembran más odio que perdura a lo largo del tiempo entre todas las generaciones”.
Nicolás Castellano, tras avanzar que a pesar de que existen actualmente 30 conflictos activos en el planeta, explicó que “el de Ucrania es el que resulta más cercano a los españoles porque están comprobando cómo les está afectando directamente a sus vidas. Su impacto en la geopolítica lo hace distinto. La de Ucrania es la guerra que más titulares ha venido acaparando en las primeras páginas de los medios”.
Alfonso Armada explicó que cuando Putin decide cerrar los medios contrarios al régimen, lo hace con la finalidad de que el resto del mundo desconozco lo que sucede al otro lado de Rusia, y aseveró que “es una obligación de la prensa responsable e independiente contarle al público lo que no quiere ver”.
Hameida, que elaboró en Ucrania -el primer conflicto que cubre- el premiado reportaje titulado ‘Salvar el legado cultural ruso en Ucrania: el arte debe quedar al margen de la guerra’, reconoce que “busco las historias cotidianas y domésticas metro a metro, en donde está la verdad de las personas que sufren en condiciones muy difíciles. Tienes que ser honesta con tu trabajo. El conflicto de Ucrania me ha servido para aferrarme a los principios periodísticos”. Al referirse a las coberturas, Nicolás Castellano expuso que “en los primeros días de la guerra las historias vienen solas. Escuchas a la gente con empatía porque no se puede ser un francotirador con las realidades que padecen, con la finalidad de construir un relato que debe ser lo más responsable posible”, dijo.
Según Rosa María Calaf, “la guerra es lo que sucede a las personas. El contacto humano en el seno del conflicto es fundamental para entender la realidad y trasladarla luego a la ciudadanía con la intención de que se haga preguntas. Hay que explicarle a la gente lo que hay detrás de las guerras, quiénes y por qué se propician”.
Montserrat Domínguez abordó entre los invitados el asunto de la aplicación de las nuevas tecnologías y herramientas. Según Calaf, “la tecnología es una herramienta perversa que, según como se use, es igual de eficaz para sembrar desconocimiento que conocimiento de mejores contenidos. Asistimos no obstante al simulacro de la información y debemos cuidar los niveles de toxicidad en la construcción del modelo social que nos están proponiendo muchos de estos recursos tecnológicos”. En este sentido también se pronunció Alfonso Armada: “Las grandes tecnológicas han propiciado la difusión de la mentira. Perturban el sistema democrático y nos venden que es imposible saber la verdad. Es un discurso interesado de los grandes dueños y conglomerados del mundo moderno globalizado como Google, Amazon, Twiter, TikTok, etcétera”.
Hameida es de la opinión que “no debemos tener miedo a los nuevos formatos. Con las redes penetran mejor nuestras crónicas. Los lectores no sólo son los que compran los periódicos por la mañana o los que escuchan la radio mientras toman un café, porque la supervivencia del periodismo reside y seguirá dependiendo de la calidad de los contenidos que se ofrezcan”, auguró.
Nicolás Castellano se preguntó por qué no queremos saber y qué sociedad infantil estábamos construyendo con el mecanismo de la evasión. “Las redes disparan las audiencias y el público llega a la información hoy de otra manera. ¿Por qué buena parte de la gente ha dejado de creer en el periodismo?”, se preguntó. “Quizás porque la información es víctima de la industria de la creación de información falsa”, respondió.
Rosa María Calaf, tras recordar que nació en el año 1945, avanzó que cuando entró en TVE eran solo tres mujeres las que figuraban en plantilla. “Era vista como una criatura extraña, como una intrusa. Dependía de la jerarquía patriarcal para realizar distintas coberturas. Me decían: he visto tu crónica y estabas muy guapa. Los obstáculos se han ido superando, afortunadamente, pero aún queda mucho para que las mujeres se ubiquen en los puestos estratégicos de dirección en las empresas de comunicación del país”, reconoció la reconocida y admirada periodista.