El barrio de San Felipe, en la costa guiense, pionero de un proyecto europeo para evitar las consecuencias del cambio climático

El Cabildo de Gran Canaria acogió este miércoles la reunión
celebrada para la puesta en conocimiento de la parte técnica del
proyecto LIFE COSTAdapta, con base en el estudio que se ha estado
realizando en la costa de San Felipe, en el término municipal de Guía
de Gran Canaria. En esta reunión, se dieron cita el consejero de
Medio ambiente del Cabildo de Gran Canaria, Raúl García Brink; el
alcalde de Guía de Gran Canaria, Alfredo Gonçalves Ferreira; el
concejal del área de Litoral del Ayuntamiento de Guía de Gran
Canaria, José Fernando Estévez Guillén; Raquel Ramos, de Raley
Estudios Costeros; Nareme Herrera, geógrafo de la Universidad de
Cantabria; y Patricia Caro, de Ciencias del Mar de la Universidad de
Las Palmas de Gran Canaria.
Este proyecto, que pretende adaptar la realidad de nuestras costas al
inevitable impacto climático para minimizar sus consecuencias sobre
la población y el ecosistema, presentaba la fase de diagnóstico,
donde se mostraron las respuestas de la ciudadanía y colectivos
implicados en el estudio.
Alfredo Gonçalves Ferreira, alcalde de Guía de Gran Canaria, señaló
que «desde el Ayuntamiento colaboraremos en todo aquello que
suponga un bien para nuestro litoral, nuestra biodiversidad, y para las
vecinas y vecinos que habitan nuestras costas». Por su parte, el
consejero de Medio Ambiente, Raúl García Brink, propuso enviar un
informe «con el firme compromiso del Cabildo, para que puedan
llevarse adelante otros proyectos en otros municipios que ya han
presentado sus costas para que se realicen en ellas este tipo de
proyectos».

Raquel Ramos, durante su intervención, habló del objetivo ideal de
abarcar los dos ámbitos diferenciados en el proyecto, aunque por
facilidad en ejecución, se centra en el Ámbito 2, perteneciente a la
conocida como El Circo.
Nareme Herrera, de la Universidad de Cantabria, fue la encargada de
hacer públicos los resultados del estudio vecinal, en que el 81%
primaría la protección de las viviendas, el potenciamiento de la
biodiversidad de la zona, y la recuperación del callao. Un 97% ha
sufrido algún tipo de daño por impacto directo del mar, del que un
53% han tenido que afrontar gastos anuales que parten de los 5.000
euros. También aporta que la Federación Canaria de Surf no
considera, de momento, importante ni en riesgo la situación de estas
viviendas.