Serge Gruzinski: “Ser europeo es ser mestizo”

La Casa de Colón celebra el día 2 de abril, a las 19:00 horas, una nueva entrega del ciclo denominado ‘Diálogos de Museos y Ontologías’, que contará con la participación del prestigioso historiador francés Serge Gruzinski, el director del Museo de América de Madrid, Andrés Gutiérrez Usillos, y del profesor de universidad, Jorge Onrubia, en una mesa redonda en la que reflexionarán sobre la mundialización, occidentalización y mestizaje.

Gruzinski es historiador, director emérito de investigaciones del Centro Nacional para la Investigación Científica, director de estudios de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales y experto en temas latinoamericanos, en particular en la colonización y los procesos de mestizaje cultural.

¿Cuáles considera que fueron los principales factores que impulsaron la primera globalización y qué paralelismos observa con la globalización contemporánea?

El impulso de esta mundialización empezó en la Iberia de portugueses y españoles. No es la primera vez que vivimos una situación de mundialización en la historia. Los ibéricos la crearon en los contactos con otros mundos desde el siglo XVI y XVII.

Para mí, el término correcto sería mundialización. Globalización se refiere más a cuando contemplamos un factor imperialista que se acepta sin resistencia. Mundialización, al movimiento que permite mezclar culturas, que permite mezclarse. No hay que olvidar otros países colonizadores, en particular China o colonizados, como La India. A parte, la globalización es dejar a un lado la expansión ibérica.

La interconectividad global actual nos ofrece lecciones valiosas para comprender los desafíos y oportunidades que surgieron en aquel período. Vemos cómo la circulación de bienes, ideas y personas puede generar tanto riqueza como conflictos. Debemos aprender a gestionar esta interconexión de manera más equitativa.

¿Cómo influye el mestizaje cultural resultante de la mundialización en la configuración de las identidades, tanto en Europa como en América Latina?

Europa es un continente mestizo. Cuando doy clases en Francia, en el norte de mi país, el setenta por ciento de los alumnos son musulmanes. Son ciudadanos franceses y europeos, pero proceden del norte de África. Eso quiere decir que la mirada europea se transforma completamente para llegar a la concepción del mundo actual. La dimensión fascinante de la historia de su país, (hablando de España), es que ustedes tienen un pasado ya con esa mezcla de civilizaciones.

Nos centramos mucho en la localización de la historia y se está perdiendo el interés en la historia de los inicios de la globalización. El mestizaje fue un proceso complejo y multifacético que influyó profundamente en la configuración de las identidades nacionales en América Latina. No fue solo un mestizaje biológico, sino también cultural, imaginario y político. Hoy en día, aún vemos las consecuencias de este mestizaje en nuestras sociedades.

¿Qué papel deben jugar los museos en la reinterpretación y difusión de la historia de la globalización y el mestizaje?

Un museo es un lugar excepcional para repensar este pasado canario, pero también español y finalmente europeo. Gran parte de la gente que viene a las islas, los millones de turistas, son europeos. Los museos tienen un papel fundamental en la reinterpretación y difusión de la historia de la globalización y el mestizaje. Son espacios excepcionales para repensar nuestro pasado y nuestras memorias, y para construir una identidad europea a partir de nuestros pasados. La Casa de Colón, en particular, y Canarias también, son lugares emblemáticos y estratégicos que pueden ayudar a comprender cómo surgió el mundo occidental y cómo el mestizaje ha configurado nuestras sociedades desde una explicación donde conciliar posiciones para encontrar un discurso pacífico.

¿Qué desafíos enfrenta al intentar superar dicotomías tradicionales como ‘conquistadores y conquistados’?

Considero que los españoles tienen muchos problemas en pensar en este pasado. Nosotros también en Francia somos incapaces de pensar en nuestro pasado colonial, son conceptos incómodos que crean problemas en el mundo actual. Hay que aceptar la posibilidad de pensar el pasado colonial, pero yo creo que la dificultad de comprensión viene de la dificultad para los académicos o los universitarios de pensar en el pasado colonial. Eso es una realidad española y una realidad francesa que yo contemplo mucho.

¿Cómo pueden las instituciones culturales fomentar una comprensión más equilibrada de la globalización?

Las instituciones culturales pueden fomentar una comprensión más matizada y equilibrada de los procesos históricos de mundialización a través de la investigación, la educación y la difusión de narrativas inclusivas y representativas. Es fundamental involucrar a las comunidades locales en la construcción de estas narrativas y presentar relatos que reflejen la multiplicidad de voces que existen sobre la historia colonial.

Los museos, por ejemplo, pueden ser lugares de resistencia y concientización. Al invitar a las escuelas y crear relaciones con objetos concretos, ayudan a reconducir a los jóvenes en la realidad (y a través de esta, a la memoria histórica), porque a menudo viven fuera de ella a través de mundos virtuales.

¿Qué mensaje principal espera transmitir en su participación en la mesa ‘La primera globalización y la mirada hacia un planeta mestizo’?

Espero transmitir la idea de que el mestizaje es una fuerza positiva que puede enriquecer nuestras sociedades y ayudarnos a construir un futuro mejor. Debemos reconocer que Europa es un continente mestizo y que esta diversidad es una riqueza de la que podemos crear una cultura europeísta, y conseguir que sea reconocida mundialmente. Es crucial entender que lo que pasa en un lugar del mundo afecta a todos, como vemos con la situación en Ucrania y los países bálticos. Estamos al borde de la guerra y necesitamos prepararnos.

¿Qué recomendaciones daría a los jóvenes historiadores que investigan la globalización y el mestizaje?

Les recomendaría que se acerquen a la historia con una mirada crítica y abierta, que exploren diferentes fuentes y perspectivas, y que se comprometan con la construcción de narrativas inclusivas y representativas. También les animaría a colaborar con otros investigadores y con las comunidades locales, y a utilizar las nuevas tecnologías para difundir sus investigaciones. Es fundamental recordar que la historia no es solo sobre el pasado, sino que también nos ayuda a entender el presente y a construir el futuro.

Hay un problema general, de todos los jóvenes (no sólo los europeos o los historiadores) que es la falta de curiosidad, de crear y trabajar el sentido crítico. Por parte de las instituciones, los museos y los historiadores, existe la falta de adaptación a la realidad. Por ejemplo, el cine es una fuente muy importante de patrimonio cultural de cada país que se ignora y no debería ser así. Y, por otro lado, no hay una educación (que es totalmente necesaria) sobre el buen uso de los recursos digitales.

Entre otras cosas, les recomiendo que se adapten a la realidad, que sean críticos y no se queden sólo con lo más llamativo, que ahora mismo es el conflicto mundial que crean Trump y Putin. De hecho, les diría que aprendieran chino, porque es la fuerza que, aunque callada, es constante y siempre está en constante estado de globalización.

LAS PALMAS DE GRAN CANARIA. 31/05/25.- Rueda de prensa para presentar Diálogos «De museos y ontologías II» Serge Gruzinsk. Cabildo de Gran Canaria/Ángel Medina G.